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En la segunda parte de obras galardonadas por la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo, seguimos encontrando viviendas singulares de lo más dispares que han sido acabadas recientemente, y que destacan por su innovación, sostenibilidad e integración.

La primera de ellas la encontramos en Cilleros, Cáceres, y es obra de Arquitectura-G. Es una casa entre medianeras, de crujía estrecha, cuya parte trasera da a un huerto. Los arquitectos siguieron una estrategia de proyecto sencilla para reformarla, mantuvieron las fachadas y las medianeras de tapial originales, y vaciaron el interior, creando un patio como organizador del espacio.

Las texturas irregulares del tapial y la piedra contrastan con los nuevos materiales añadidos, creando una atmósfera intensa en la que predominan los tonos rojizos. Alrededor del patio se superponen cuatro forjados escalonados que contienen un uso distinto cada uno, cocina, salón y dos habitaciones. La planta baja funciona como un gran acceso que obliga a atravesar el patio para llegar a la vivienda.

Fotografías de José Hevia

La casa de los vientos está ubicada en La Línea de la Concepción, Cádiz. El arquitecto Jose Luis Muñoz Muñoz, consigue un preciso equilibro entre los condicionamientos geográficos, los deseos de los usuarios y la versatilidad programática. La orientación condiciona de manera determinante la posición del volumen construido, situado para aprovechar la dirección de los vientos dominantes y las vistas hacia el peñón de Gibraltar y Marruecos.

La vivienda de dos plantas está concebida para potenciar la habitabilidad de los espacios exteriores, cuyo uso variará en función del sentido de los vientos. La combinación de porches, terrazas, muros cortavientos y miradores permiten habitar los espacios exteriores en todas las épocas del año.

Fotografía Javier Callejas

El siguiente proyecto está situado dentro del Parque Natural de la Garrotxa, en Gerona. El proyecto de Montserrat Nogués Teixidor consiste en la reconstrucción y ampliación de la masía Can Calau. La intención de la arquitecta es la de conseguir unos espacios que tengan una unidad discursiva y formal, evitando soluciones drásticas entre lo nuevo y lo viejo, por ello para la reconstrucción de la edificación principal se empleó piedra extraída de las ruinas de la propia masía.

Fotografías de Marc Torra

Las ampliaciones se centraron en añadir un volumen de hormigón visto y madera adosado a la sala de estar y la habitación principal, recuperando los modelos vernáculos de las construcciones auxiliares, otorgando el protagonismo a la madera y manteniendo una simplicidad volumétrica en su concreción formal. La reconstrucción de un antiguo bancal de piedra sirve para proyectar una pieza de agua que redefine el conjunto edificatorio.

Fotografía de Eugeni Pons

Fotografía de Eugeni Pons

El último de los edificios está localizado en Madrid, y es obra de Olalquiaga Arquitectos. Frente a la organización dominante de manzanas homogéneas y cerradas del ensanche en el que se encuentra, los arquitectos proponen una manzana fraccionada y abierta. Gracias a ello consiguen un buen soleamiento a través de las zonas abiertas, espacios y tamaños variables con alturas diferentes, y perspectivas interiores y exteriores que proporcionan vistas cruzadas y cambiantes.

Fotografías de Imagen Subliminal

La construcción consta de 163 viviendas desarrolladas en cinco plantas, que se estructuran alrededor de un espacio verde interior. Para dotar a las viviendas de una sensación de mayor amplitud, se les ha dotado de grandes ventanales que ocupan prácticamente toda su fachada, quedando protegidos siempre por una celosía regulable que permite controlar la iluminación y la privacidad.

Fotografías de Imagen Subliminal