El diseño de estas dos casas adosadas se aborda de una manera no convencional. Desde el principio, las dos unidades se concibieron como un solo proyecto, y aunque el programa es idéntico, la distribución es asimétrica. El diseño final ofrece la posibilidad de transformarse en una sola casa, previendo una gama más amplia de escenarios plausibles en el futuro. La casa se encuentra en una zona rocosa, con cierta pendiente, rodeada de vegetación y orientada al sur. La vivienda, sin embargo, que da la espalda a su entorno inmediato, interactúa con el bosque lejano y con el horizonte de Madrid. La estructura se inclina delicadamente en las rocas existentes con un plano horizontal de gran tamaño que define la huella del edificio. Apoyada en la ladera, el volumen volado de hormigón sirve, a modo de toldo, para proteger la planta baja del sol mientras que estimula los puntos de vista en el horizonte.
Fotografías: Ronald Halbe y cortesía de Iñaqui Carnicero
