Siete módulos de madera estructural de idéntica geometría se ordenan en torno a un patio central. Cada uno se especializa en distintas situaciones domésticas, de acuerdo a las necesidades funcionales. La vivienda se adapta al terreno de manera escalonada según los diferentes grados de privacidad: las dependencias privadas se esconden de la calle y se acomodan al terreno propiciando un contacto directo con la parcela. Los espacios públicos de la casa se aproximan a la calle y, poco a poco van ganando en altura hasta levantarse sobre el paisaje y asomarse al horizonte sobre el resto de las estancias. Las cubiertas de madera se disponen de tal forma que permiten la captación del agua pluvial para su posterior conducción al patio para regar el jardín. A su vez, el acceso a estas cubiertas otorgan vistas al amplio y frondoso paisaje así como el disfrute de la radicación solar en las épocas adecuadas.
Fotografías: Miguel de Gúzman