Construida en la población castellonense de Vinaroz, el proyecto propone una reinterpretación de la vivienda como recipiente continuo de los hábitos itinerantes y globales del usuario. Esta concepción de la vivienda permite proporcionar una atmósfera interior no solo climática, sino también funcional y habitacional propia según los gustos y necesidades de cada usuario en un momento dado. Esta adaptabilidad es posible gracias a la deslocalización de las actividades domésticas que tradicionalmente se daban en un espacio determinado de la residencia. El conjunto se articula alrededor de la estancia “playground”, la zona de mayor ambigüedad, que se relaciona con las zonas más privadas como un único ambiente. La nueva construcción mediterránea globalizada se resuelve como una estructura metálica cubierta por chapa y plásticos de diferente opacidad, que permite una relación visual con el exterior más indeterminada o inclusiva según el ambiente deseado.
Fotografías: José Hévia