La vivienda, que se sitúa en el centro de la capital alicantina, ocupa toda una planta del edificio con un total de 110 m2. En el centro de la misma, un patio de luces, con luz pero sin interés, organiza el espacio del inmueble. Previo a la reforma, la casa contaba con 6 habitaciones, un cuarto de baño, dos chimeneas y un espacio corredero exterior a lo largo del patio. Posterior a ella, son 3 habitaciones, 2 cuartos de baños, mil librerías, 2 chimeneas, 1 medio museo y 1 banco para microscopios.

Para la mayoría, en los tiempos que corren, hay poco tiempo para los hobbies y aficiones. Sin embargo, algunos luchan por mantenerlas, como el caso del cliente de esta vivienda.

Su profesión es la del patólogo, esa que estudia “bichitos” con pequeños pero grandes microscopios. A ella, que no se sabría diferenciar entre profesión o afición, se le suma la del dormilón, cocinero, coleccionista de arte, arqueólogo y lector empedernido. Para todas estas “personas”, el proyecto responde de manera distinta. Las mismas, si quieren, pueden convivir o, por el contrario, pueden ensimismarse en sus espacios especializados. De este modo, algunas de ellas, como la del coleccionista, ocurren en toda la vivienda; otras como la del patólogo, sólo pueden ocurrir detrás de una cortina de canutos cerámicos hecha ad-hoc para esta reforma integral.

Fotografías: Germán Cabo