¿Cuántas veces has sentido la necesidad de escapar del bullicio y ajetreo de la ciudad, de volver a estar en contacto con la naturaleza, de dejar atrás ruido, polución y estrés del día a día? Para muchos de los habitantes de las grandes ciudades se hace imprescindible escapar cada cierto tiempo a un refugio ya sea en la playa, en la montaña o en el pueblo de nuestros antepasados. Necesitamos cargar baterías, vaciar la mente y reencontrarnos con nuestras raíces e instintos más básicos.

Con estas premisas, Selecta HOME lanzó este concurso de arquitectura en el que se propone la construcción de una vivienda que sirva de refugio a una pareja en plena sierra de Madrid. Con unas vistas únicas a la Sierra de Guadarrama y a la estación de Valdesquí, las diferentes propuestas plantean una pequeña casa que será parte del paisaje. Un remanso de paz que combinará la esencia hogareña de las viviendas tradicionales de la sierra, con técnicas y lenguajes de nuestros días.

Esta vivienda permite recorrer todos sus espacios principales junto con la luz directa del sol. El mismo, empieza en el salón, que mira a la sierra, y acaba en una terraza entre los árboles existentes.

Un proyecto que nace del ideal de tener dos casas en una. En la grande, se vive, se come, se descansa, se disfruta del paisaje, se lee, se trabaja. En la pequeña, se duerme y se olvida el ajetreo de la metrópolis.

Este proyecto se concibe a través del sistema constructivo A.Frame y a ello le debe su forma. De este modo, la vivienda parece buscar esos últimos rayos de sol y se asoma sobre las copas de los árboles.

La vivienda se coloca en lo alto de la parcela para maximizar sus vistas a la sierra. Su volumetría se percibe como un volumen compacto bajo una cubierta única pero que ofrece una mayor altura alrededor del altillo.

CASA AZIMUT

El proyecto escogido finalmente por los clientes ha sido “Casa Azimut”. Un proyecto que a los clientes les agradó desde un principio tanto por su forma, como por los materiales empleados. El volumen de la vivienda apuesta por ocupar la mayor longitud posible del ancho del solar con el propósito de que la casa parezca mucho más grande lo que realmente es.

El proyecto se compromete con un aspecto inherente al solar donde se sitúa: la pendiente y su direccionalidad mirando a Navacerrada. El solar inclinado y con la roca madre muy próxima a la superficie hace que la planta baja de la vivienda se asiente tallando el terreno en su capa superficial, para colocar en la parte trasera las estancias secundarias (aseo, baño y dormitorios), más cerradas y con una materialidad más pétrea, como si formasen parte del mismo. Estos abrazan el núcleo principal de la casa, que se crea como espacio intermedio, mucho más abierto al entorno. Con el mismo carácter pétreo surgen tres elementos en el espacio principal: la cocina, la chimenea y la escalera a la entreplanta.